Condenado por «robar» Facebook a su compañera para humillarla en Málaga
«De compras en mi horario laboral». Los amigos de Facebook de una página corporativa del Ayuntamiento de Málaga no daban crédito al mensaje que podían leer escrito por una funcionaria del propio Consistorio en la red social. Con una carrera intachable en todos sus años de servicio público, esta trabajadora precisamente aspiraba en aquellos momentos a ser promocionada. Presumir de andar por calle Larios con bolsas de alguna de sus boutiques ante los más de 10.000 seguidores de esta cuenta no parecía la mejor forma de lograrlo.
Menos aún se lo podía creer, claro, la funcionaria en cuestión cuando se lo contaron. Sobre todo porque ella no lo había escrito. Al intentar entrar desde su ordenador en su cuenta de Facebook para ver qué había pasado, la sorpresa fue a más. No podía acceder. La contraseña, que recordaba perfectamente, no era válida. Asustada ante la repercusión que personal y profesionalmente podía tener lo que ya a todas luces se adivinaba como una usurpación de su perfil, acudió a la Policía Nacional a presentar una denuncia.
Fue entonces cuando su asombro llegó a cotas que ni podía sospechar. Fruto de las pesquisas realizadas por los agentes, pudo conocer que la dirección IP desde donde se había escrito el comentario y también se habían mandado mensajes privados insidiosos para con ella… pertenecía nada más y nada menos que al domicilio del compañero del despacho contiguo al suyo. Estaba a nombre de su esposa. Y que para conseguir acceder a su perfil, su «colega», que casualidades de la vida optaba a la misma promoción profesional que ella, había aprovechado que se había ausentado temporalmente de su despacho para sentarse tranquilamente delante del ordenador y, como se había dejado la pantalla abierta, modificar la clave de acceso a la red social. Sólo él podía ya acceder a la cuenta, que quedaba a su merced.